Las asanas, o posturas de yoga, a pesar de ser similares aparentemente a los ejercicios o estiramientos, son sustancialmente diferentes. Hay varias fases en su aprendizaje y perfeccionamiento, como ahora veremos.
Definición de asana: Una postura firme y cómoda que se mantiene en la inmovilidad, largo tiempo y con control de la respiración y de la mente.
Primera fase: Principiantes
En un primer contacto con el yoga y sus técnicas, hay que simplificar las cosas para no perdernos en la profundidad de los significados.
Lo que hay que hacer es aprender bien la técnica; informarse bien, leer, ver vídeos, preguntar al profesor o a alumnos avanzados. Tenemos que practicar las asanas y fijarnos en los detalles externos, siempre tratando de no forzar. En estas fases iniciales mantendremos las asanas unos segundos o pocos minutos.
Es también importante que en la practica inicial logremos un mínimo de flexibilidad. Aquí hay que matizar lo siguiente: si miramos fotos y vídeos en Internet nos vamos a desanimar, ya que el 99% de las fotos serán muy bonitas estéticamente y realizadas por personas muy flexibles, pero que nosotros no podremos realizar. Eso no es yoga. Yoga es una experiencia subjetiva e individual, y cada cuerpo tiene unas limitaciones. Las posturas perfectas son aquellas en las que nuestro cuerpo puede permanecer sin lastimarse y con la mente serena. En yoga no hay que competir, no hay que compararse con nadie; no hay que hacer alardes de nada. Podemos eso sí, observar a otras personas y vídeos para inspirarnos o para animarnos en nuestra práctica.
Resumiendo: tenemos que aprender bien la técnica, practicar y lograr algo de flexibilidad, sin obsesionarse por «estirarse» ni «doblarse» demasiado, pero notando cierta mejoría en nuestra forma física.
Segunda fase: Intermedios
Una vez que dominamos la ejecución externa de la postura (aptitud), tenemos que aprender a dominar la ejecución interna (actitud).
Los primero que iremos haciendo poco a poco es alargar la permanencia en cada postura, de forma gradual, hasta llegar a quedarnos por varios minutos en cada asana. Lo importante en yoga no es «estirarse» mucho, sino permanecer cada vez más tiempo en cada postura.
Una vez hayamos adoptado la postura, haremos lo siguiente:
- Relajarnos... Aflojar bien el cuerpo y las tensiones.
- Prestar atención a los músculos que no intervienen en la postura, y relajarlos. Aplicar la Ley del mínimo esfuerzo.
- Mantenemos la respiración controlada, por la nariz, lenta... Cada asana, por las presiones que ejerce en el cuerpo, nos produce una forma determinada de respirar (abdominal, torácica, clavicular...). Lo que tenemos que hacer es mantener una respiración amplia y profunda, y cada vez que espiramos, tratar de relajar más y más el cuerpo.
- Concentrar la mente en la asana. Esto es lo más difícil, ya que la mente se va a ir a pensar en otra cosa constantemente. Vamos a pensar en mil cosas, en lo que sea menos en «saborear» la asana y vivir el presente. ¿Qué se puede hacer para concentrar la mente? Sentir la asana. Sentir el estiramiento de los diferentes músculos, sentir las presiones a las que nos somete la postura, sentir como se expande la caja torácica o el abdomen con cada respiración, sentir lo que sentimos (valga la redundancia). Tenemos que mantener la mente anclada en las sensaciones que produce la asana. ¿Y si la mente se distrae? Pues lo primero es darnos cuenta de que nos hemos distraído, y después de eso, volver a tomar conciencia de la asana. Una y otra vez, las veces que haga falta, sin enfadarse, sin perder la paciencia. Si la mente se va 10 veces en un minuto, con la practica se irá 7, y al cabo de unos años 5... Y así hasta lograr el dominio del cuerpo y de la mente.
Diferencia entre estiramientos y asanas
Tercera fase: Avanzados (Maestros)
Decía Patanjali, el padre del yoga: «Se alcanza el dominio de la asana cuando uno es capaz de meditar en ella».
Bueno, no voy a decir mucho más sobre esto, ya que la mayoría de nosotros se pasará largos años en la segunda fase, pero el día que logremos un estado meditativo en cada asana, habremos logrado un nivel avanzado. Esa será la prueba de que dominamos la asana.
En cuanto a la flexibilidad, irá mejorando con la práctica, pero no es indispensable que lleguemos con la frente a las rodillas o que nos volvamos de goma. Un buen yogui no es aquel que se estira mucho, sino aquel que es capaz de meditar en la asana, aunque no posea mucha flexibiliadad.
Pues ya sabes, fase a fase, paso a paso... Pero practica, si no hay práctica, no hay nada.
Como dice el lema del yoga y de esta escuela: Suavidad y perseverancia.
Gopal
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus consejos.
ResponderEliminar¡Cordial saludo!
De nada, un placer. Saludos!
EliminarOm Namah Sivaya!
ResponderEliminarGracias por tu claridad y sencillez en la transmisión del mensaje. He pasado tu vídeo a mis alumnos y a mi me ha servido de recordatorio.
Om Tat Sat
Gracias a ti por comentar y compartir. Espero que la información sea de utilidad. Un saludo!
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