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Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.




LA SALUD


La vida del ser humano dispone de cuatro pilares fundamentales: el pilar de la salud física, el de las relaciones, el de la prosperidad material, y el de la felicidad. Hay afortunados cuyos cuatro pilares están sólidos y enteros; pero en la gran mayoría de personas, alguno o algunos están resquebrajados, o rotos.

Muchos piensan que la felicidad depende de que los tres primeros pilares estén en buenas condiciones, pero hay gente que tiene buena salud, relaciones plenas, mucho dinero..., y aun así son infelices, desdichados, amargados, deprimidos… Por lo tanto, esa tesis queda anulada. La felicidad es una cuestión de actitud mental, una apreciación y contentamiento con lo que uno es y tiene en cada momento, sea lo que sea. Al final la felicidad es una cuestión de inteligencia, ya que el “feliz”, denota la suficiente inteligencia como para haber conducido el barco de su vida hacia un puerto llamado “felicidad”.

Ahora bien, de todos estos pilares, a mi parecer, el más importante y el sine qua non es la salud. “La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada”, afirma un dicho popular. Si una persona posee buena salud, puede superar las perdidas y el sufrimiento que produce el derrumbe del pilar de las relaciones, y puede reconstruirlo en caso de estar derruido; puede espabilarse y buscarse la vida como sea para mantener el pilar de la prosperidad material a salvo; y puede cultivar su mente y su actitud para llegar a ser feliz, independientemente las circunstancias que le rodeen. Pero si la salud falla, amigo…, todo lo demás pasa a segundo plano. Por eso es de vital importancia dedicar tiempo para el mantenimiento de la salud.



La salud
El símbolo de la salud: el caduceo de Hermes. El equilibrio de la energía.

Y de eso hablaremos hoy: del mantenimiento de la salud. Cuando uno la pierde tendrá que ir al médico, o al profesional que corresponda, pero antes de llegar a ese punto, y antes de perderla, hay que mantenerla. Cuestión difícil, ya que no solemos valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos, y es entonces cuando nos acordamos de Santa Bárbara, cuando truena… Pocos se acuerdan de ella antes.


Muchos creen que la salud es "no estar enfermo", pero la salud es mucho más. Según la OMS, "la salud es un completo bienestar físico, emocional, mental y social". ¿Casi nada, eh? El Yoga opina igual, y sus principios de mantenimiento van orientados hacia esos puntos.

El Yoga propone cinco puntos para mantener y conservar la salud; no son infalibles, pues a pesar de que uno se cuide mucho, no está libre de las garras de la enfermedad. Pero sí que pueden ayudarnos a reducir la incidencia de esas crueles garras, y a propiciar una mayor calidad de vida.

Esos 5 principios son los siguientes: 



ALIMENTACIÓN ADECUADA:


Alimentación adecuada
  Las células de nuestro cuerpo físico se construyen con los alimentos que ingerimos. Lo que en un primer momento está en el plato, a través del maravilloso proceso de la digestión, se transforma en la materia prima que conforma nuestro cuerpo. Es por ello importante comer alimentos de calidad, y en las proporciones adecuadas de hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas y minerales, según la constitución de cada individuo. Yo no soy nutricionista, por lo que cada cual tendrá que saber qué alimentos y en qué proporciones le van bien para él. 


RESPIRACIÓN ADECUADA: 



Respiración adecuada


La respiración aporta oxígeno a las células y expulsa el dióxido de carbono sobrante del organismo. La respiración adecuada es vital para el correcto anabolismo y catabolismo celular. Si hay oxigeno insuficiente sucede como cuando hacemos fuego con pobre ventilación: el combustible no se quema bien, sale humo negro y gases nocivos. En el cuerpo sucede algo parecido: se acumulan toxinas y el cuerpo no rinde todo lo bien que podría hacerlo. Además, la respiración tiene una estrecha relación con el sistema nervioso autónomo del cuerpo, y por ende, con nuestro estado anímico. Una respiración superficial y rápida propicia la activación del sistema simpático, con sus derivadas consecuencias; en cambio una respiración amplia, profunda y lenta activa el sistema parasimpático, con su correspondiente “chute” de endorfinas, hormonas del bienestar.


EJERCICIO ADECUADO: 



Ejercicio adecuado

El ser humano está hecho para moverse, y no para llevar una vida sedentaria. Está hecho para correr, saltar, nadar, cazar..., y morir joven. Pero en una sociedad de bienestar como la de hoy en día, si no hacemos ejercicio voluntariamente, el cuerpo se va deteriorando y surgen complicaciones y enfermedades físicas. El ejercicio adecuado mantiene las articulaciones, tendones, ligamentos y músculos en condiciones, así como el sistema circulatorio y respiratorio activo y capilarizado. Pero ojo, tampoco hay que pasarse, que el exceso de ejercicio también es perjudicial; todo en su justa medida. Es por esto que los ejercicios del Yoga son suaves y enfocados hacia la flexibilidad y fuerza de la espalda especialmente. Su objetivo es mantener el cuerpo sano y joven el mayor número de años posible. 


DESCANSO ADECUADO: 



Descanso adecuado


Hoy en día el enemigo público número uno es el estrés, con todos sus derivados de ansiedad, depresión, insomnio, etc. Eso es tensión, tensión, tensión…, y la relajación es su remedio. Es durante el descanso cuando el cuerpo físico se regenera y asimila los alimentos ingeridos; también asimila e integra ciertas experiencias psíquicas, especialmente durante el sueño con ensueños. Es por eso de vital importancia dormir un número adecuado de horas (7 – 8), y durante el día tomar unos minutos para desconectar y relajar. Relajarse no es perder el tiempo, aunque así pudiera parecerlo en una sociedad competitiva y productiva como la nuestra. Dormir bien tampoco es desperdiciar la vida, es en cambio una inversión para que el cuerpo y la mente estén en plenas condiciones. La falta de descanso lleva a la decrepitud del cuerpo físico, y al agotamiento de la mente. 


PENSAMIENTO POSITIVO: 


Pensamiento positivo

He aquí la piedra angular de estos cinco principios. Ya podemos alimentarnos correctamente, respirar bien, hacer mucho ejercicio y dormir ocho horas diarias, que si nuestro pensamiento es negativo, caótico, desordenado e improductivo, muy sanos no estaremos. Hay un axioma que no falla: “El hombre se convierte en lo que piensa”; por tal motivo hay que cultivar la mente para tener una actitud positiva, con autoestima elevada, alegre, creativa… La mente hay que cultivarla y adiestrarla, y nada hay mejor que la meditación. No ver problemas en la vida, sino oportunidades para aprender y crecer; no ver trabas, sino ejercicios para aumentar nuestra destreza en el arte de la vida. Hay que ver siempre el vaso medio lleno, y luego bebérselo, para que sea llenado nuevamente. Esto no implica un pensamiento fantasioso o con los pies fuera de la tierra. Es un pensamiento realista. Todo problema tiene una solución, toda adversidad conlleva un aprendizaje para ser mejores personas. Hay que sacarle partido a la vida, tomar la iniciativa, y no convertirnos en victimas del destino, sino en los capitanes de nuestro barco. Al mal tiempo buena cara, y el que quiera seguir en el rol de víctima o “pobrecito”, está en su derecho de serlo, pero que no lance a los cuatro vientos que la vida es una mierda o un valle de lágrimas.

Estos son los cinco principios de la salud que promueve el Yoga, y de hecho, en una clase de Yoga se trabajan siempre todos menos el de la alimentación… Aunque bueno, de vez en cuando se puede hacer una cena de grupo y pasarlo bien. Eso es una de las cosas positivas de estar apuntado a alguna escuela o hacer Yoga en grupo, que se puede socializar.

Otra cosa importante, y que debemos tener siempre presentes: por muy bien que nos cuidemos, o aunque tengamos los mejores médicos, tarde o temprano vamos a morir. Nuestros cuerpos físicos tienen fecha de caducidad; todos, inexorablemente. Por tal motivo, hay que cuidarse, pero sin obsesionarse. La salud es un “medio”, no un “fin”.


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