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Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.




EL HOMO AUTÓMATA


«De todas las cosas formidables que andan por el mundo, la más formidable sin duda es el hombre», decía el gran dramaturgo griego Sófocles en Antígona, una de sus obras cumbres. Sin duda comparto su opinión, pero, ¿qué es el hombre? ¿Un animal? ¿Un animal racional? ¿Un Dios? ¿Un semidios? ¿Un autómata programable? ¿El puente entre un animal y algo superior a él? Creo que puede ser todas esas cosas. En este post veremos la parte animal y autómata del hombre.


Homo Autómata



De que somos animales no hay duda; no hay más que ir al zoo, a la selva o pasarse una tarde viendo documentales para darse cuenta que a pesar de que el hombre es un ser «civilizado», comparte muchos rasgos animales, concretamente lo que denominamos instintos.

Hay tres instintos básicos inherentes a todo animal (incluido por supuesto a la raza humana):



Instintos básicos


1- El instinto de conservación de la vida: Ese mecanismo innato que nos alerta de peligros y nos insta en fracciones de segundo a salvaguardar nuestra integridad física a toda costa. Hasta la persona más deprimida y el mayor de los inválidos tratará de salvar su vida, sin cuestionárselo siquiera, si se encuentra en un centro comercial y alguien grita: «¡Fuego!».

2- El instinto de preservación de la vida: ¿Qué diferencia hay con el anterior?, podréis pensar muchos. Sencillo:

- ¿Por qué coméis? (tres veces al día los más afortunados)

-¡Coño Aimar, qué pregunta! Porque tenemos hambre.

-Obvio che... ¿Pero que es lo que te hace tener hambre? El instinto de preservación de la vida.

La vida hay que preservarla y por eso nos alimentamos (y si es en abundancia mejor, no sea que mañana nos falte alimento y haya que tirar de grasas); también hay que asegurar el sueño nocturno así como las inclemencias del tiempo.

Comida, ropa y cobijo... Eso es lo que nos insta a conseguir el instinto de preservación. ¿Hay algún animal que no coma? Aparte de los desdichados que no tienen qué llevarse a la boca, hay uno: el Homo Idealista, aquel capaz de hacer una huelga de hambre, anteponiendo sus instintos básicos a sus ideales.

-¿Y los que ayunan o hacen dieta?

-¿Qué pasa con esos?

-¿No se anteponen también a sus instintos?

-Teniendo en cuenta que el 90 % de los ayunos son por índole religiosa (es decir, algo impuesto; algo programado en la memoria del Homo Automata) y que el 90 % de los que hacen dieta es por estar más guapos (aquí entra en acción el tercer instinto básico que ahora veremos), me temo que sólo unos pocos de ellos son también Homo idealistas.

-¡Ah...!

3-El instinto de procreación:
¡Este si que es fuerte el cabrón! Este mueve el mundo. Este es tan poderoso y sutil que no nos damos ni cuenta. Es tan determinante que nos empuja como un motor de 8 cilindros en V por la vida. Perpetuar la especie es una de las máximas prioridades, por no decir el objetivo fundamental de todos los animales. ¿No me creéis? Ved más documentales. Así, todo lo que hacemos en la vida está guiado consciente o inconscientemente por este instinto animal. La mayoría de las estrategias publicitarias van dirigidas a este instinto. ¿Por qué vamos al gimnasio, nos cuidamos, tratamos de tener más estatus, el coche más grande, y un largo etc.? Este instinto es responsable en gran parte.



Ahora bien, ¿somos humanos no? ¿Y que poseen los humanos que no poseen los animales? ¿Inteligencia no? Y emociones también. Más emociones que inteligencia diría yo.

-Bien, ¿de dónde salen las emociones básicas o primarias? (Si es que os lo pongo a huevo...)

-¿Del cerebro?

-¡Coño de los instintos básicos!

¿Que produce el instinto de conservación de la vida? El miedo. Más claro el agua (pura de las montañas; no sea que algún gracioso me diga que la del grifo no es tan clara). El miedo es nuestro mayor amigo, y el de todos los animales. Nadie ha salvado más vidas en toda la Historia que el miedo.

¿Qué produce el instinto de preservación de la vida? La ambición. ¿Qué hace falta para conseguir alimento, ropas y cobijo? Dinero, cuanto más dinero mejor. ¿Os suena esto? ¿Qué mueve el mundo? La ambición o el afán por ganar dinero.

-Yo no soy ambicioso... Me conformo con poco; además soy anticapitalista.

¡Plassss, en toda la boca! (Por mentiroso)

¿Qué nos mueve a elegir unos estudios, una profesión, un oficio? ¿Por qué nos levantamos de la cama cuando suena el despertador a las seis de la mañana para ir a trabajar? ¿Qué nos mueve a hipotecarnos la vida, a comprar un coche más grande, a llenar el carro de la compra hasta las trancas, a comprarnos la colección de ropa de primavera, verano, otoño, invierno... y primavera (por cierto muy buena película, os la recomiendo si no la habéis visto) y a subirnos al tren del consumismo enfermizo: Sí, la ambición; ¿y qué hay detrás de la ambición? El instinto de preservación.

¿Qué produce el instinto de procreación? La sexualidad. Ese conjunto de emociones, deseos y pasiones que prácticamente marcan el rumbo de nuestra vida. Casi todo lo que hacemos en la vida tiene como objetivo satisfacer esa sexualidad (sexo, ternura, afecto, amor... Como se le quiera llamar).

-¿Qué es lo que más desea un adolescente?

-Sin ninguna duda, follar a toda costa.

-¿Que es lo que más desea un adulto?

-Follar también, pero bueno, diremos que amor... Ser amado y amar... Si para ello tengo que machacarme 8 horas semanales en el gimnasio, hacer una carrera y lograr un puesto de ejecutivo o depilarme las cejas, lo hago sin duda, porque, ¿qué es la vida sin amor?

-¿Qué es lo que más desea un anciano?

-Afecto, ternura... Una vejez calmada y sin preocupaciones. (Follar no, porque ya no puede, pero le gustaría.)

Insisto, ¿qué mueve el mundo? El sexo. Esteee... quería decir los instintos básicos.

¿Por qué he titulado este post con el nombre de «Homo autómata»? Porque lo es. Así de rotundo. El hombre es un robot, una máquina, un autómata programado con tres sencillas instrucciones, que generan tres emociones básicas y una mente condicionada y orientada al logro de la consecución o apaciguamiento de tales instintos y emociones.

También he hablado de otra especie: del Homo idealista. Ya hablaré más sobre él en otro post; sólo decir que hay pocos, muy pocos... Se los conoce como cabras fuera del rebaño.



El Quijote


-¿Y el Yoga? ¿Qué tiene que ver el Yoga en todo esto? ¿No es esto un blog de Yoga? ¡Joder Aimar, parece que hablas de todo menos de Yoga!

-Yo siempre hablo de Yoga, querido Saltamontes. El objetivo del Yoga es desprogramar la mente de los autómatas y hacerlos libres. Tenemos instintos, sí; emociones, sí; pero también tenemos inteligencia y voluntad. El Yoga es alquimia que transmuta lo animal en humano.


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