"La
base del conocimiento correcto es: percepción directa, razonamiento
adecuado y testimonio verdadero."
Los Yoga Sutras de Patanjali son los más antiguos aforismos sobre Yoga, y tal vez los más sabios que se conocen. Patanjali fue el primero, a saber, en sintetizar las técnicas de Yoga y unificarlas. Sus aforismos, o sutras, son probablemente la mayor obra de Yoga jamás escrita.
El presente sutra que hoy analizamos es el número siete, uno de mis favoritos.
El presente sutra que hoy analizamos es el número siete, uno de mis favoritos.
Todo
conocimiento en esta vida, ya sea sublime o mundano, ha de apoyarse
necesariamente en una de estas tres premisas, aunque lo ideal sería
que se viera confirmado por las tres al mismo tiempo.
El
conocimiento del Yoga, que es la unión con la más pura esencia de
nosotros mismos, proviene fundamentalmente de fuentes escritas y no
escritas (transmitidas oralmente de maestro a discipulo durante
lustros generacionales).
Así,
la primera tarea es contrastar si el testimonio es verídico, pues no
por el hecho de estar impreso o ser transmitido por un maestro,
implica que ya sea verdadero. Los dogmas de fe, y la "palabra de
Dios", no pueden aceptarse por que sí. Insisto, la fuente ha de
ser verídica.
Después
hay que usar el razonamiento adecuado, para llegar a la verdad a
través de la razón y del sentido común, que es a su vez el menos
común de los sentidos. Muchas verdades, científicas especialmente,
se ven vislumbradas por el poder del intelecto, para discriminar la
Verdad de la No-Verdad. Mediante la inducción, la deducción y el
silogismo, aun sin haber visto, se puede llegar a la Verdad. Si algo
desafía el sentido común... por lo general hay que sospechar. E
igualmente, como decia Guillermo de Ockham:
"Cuando dos teorías en igualdad de
condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple
tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja".
Por último, tenemos
la percepción directa, que se da únicamente cuando somos testigos
directos del hecho en cuestión; cuando podemos dar fe de que eso es
así, por que los hemos conocido a través de la percepción directa.
La meditación nos lleva al conocimiento del ser, pues contemplamos
en percepción directa nuestro objeto de meditación: el Ser, el
luminoso y radiante Atman. "Lo he visto con mis propios ojos",
a través de mi "ojo interno", he comprendido tal
principio, y doy fe de ello.
Pero como decía al
principio, si la percepción directa se corresponde con los que nos
dice el intelecto, y coincide con el testimonio de fuentes verídicas;
entonces no hay duda de que se trata de un conocimiento correcto.
Por poner un
ejemplo, trataremos el caso de la reencarnación; esa hipótesis en
la cual el alma del ser humano es inmortal, sobrevive a la muerte del
cuerpo físico y hace que tengamos un sinnumero de vidas humanas en
diferentes cuerpos, lugares y épocas, con el objetivo de ir
acumulando experiencias para lograr la Realización, y no después de
pocos avatares, volver a reintegrarnos con la fuente Universal de la
que originalmente manamos, en la noche de los tiempos.
Numerosos textos de
todas las culturas, así como maestros, santos y místicos de todas
las religiones avalan este hecho con su testimonio. ¿Y que nos
dice la razón sobre ello? ¿No nos dice acaso el sentido común, que
si nuestro viaje se acaba con la muerte del cuerpo físico, sin
posibilidad alguna de volver a vivir, todo es en extremo absurdo? ¿No
sería la vida una broma de muy mal gusto, si todos nuestros logros
se vieran interrumpidos y acallados por el negro abrazo de la muerte?
Mi sentido común lo tiene muy claro, y usando mi intelecto puedo
llegar a las mismas conclusiones que los sabios de antaño.
Mas aún queda
verificado cuando somos conscientes de este hecho a través de la
percepción directa. Cuando nuestros cuerpos físicos mueran, todos
seremos conscientes de este hecho, al observarlo en percepción
directa. Empero se puede tener percepción directa de este hecho sin
morir; a través de la meditación y con la práctica, va surgiendo
en uno la certeza de que esto es así; no se puede razonar con
palabras pues no atañe al dominio de la mente, pero el conocimiento
se revela.
Ya sabeis, para
cualquier cosa, usar estos tres principios. No hay que ser ni
crédulos ni radicalmente escépticos. Abre tu mente y tu corazón.
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