Cada vez que oferto la enseñanza del Yoga, ya sea en escuelas, polideportivos, gimnasios, centros cívicos, asociaciones, empresas, colegios, etc, tengo que argumentar los beneficios que aporta la práctica de esta milenaria disciplina.
Tal vez lo que más gancho tenga sean los beneficios físicos, enfocados a la salud y a la mejora de la forma física. Es innegable que las técnicas psicofísicas del Yoga contribuyen notablemente a la mejora de la movilidad articular, la elasticidad muscular y de los tendones, la flexibilidad de la columna, la tonificación de los músculos y del corazón, y a la estimulación de las glándulas endocrinas, entre otras cosas. Todos estos hechos están contrastados desde hace décadas por especialistas de la salud. Es más, muchos médicos recomiendan a sus pacientes la práctica del Yoga por los beneficios antes citados.
Después tenemos los beneficios que otorga a la hora de controlar y manejar el estrés y sus derivados: ansiedad, depresión, insomnio. El Yoga tiene entre sus técnicas herramientas para disminuir estos perniciosos males que asolan a tantas personas en nuestra sociedad. Técnicas de respiración, concentración y relajación son muy útiles para equilibrar el sistema nervioso (central y autónomo). Aprender a relajarse es una de las máximas del Yoga.
Y por último, y aunque menos solicitada pero no por ello menos importante, esta el motivo espiritual o transcendental. Muchas personas sienten en su vida un gran vacío existencial o crisis espirituales que no saben como llenar. El Yoga, que ante todo es un sistema filosófico de pensamiento, ha tenido desde sus orígenes esta finalidad: la de responder a las eternas preguntas de la Vida, o por lo menos intentarlo. No hace falta ser creyente, ni religioso para intentar dar respuesta a estas cuestiones. Todos los hombres de todas las épocas han sentido esta inquietud y han tratado de darle remedio, de una manera u otra. El Yoga, aparte de su filosofía, posee técnicas para hallar estas ecuménicas verdades en nuestro corazón. No es fácil ni rápido hollar tal sendero, mas cualquier buscador sincero puede obtener grandes beneficios del Yoga y sus técnicas. Ni que decir tiene que la meditación es la técnica suprema para esta índole; la meditación es la "Piedra Filosofal" que transmuta el plomo de nuestra ignorancia en el oro de la sabiduría.
En fín, sobran los motivos para recomendar la práctica del Yoga; y un servidor está a la disposición de todo el interesado en iniciar o profundizar en este arte milenario.
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