Publicación de nueva novela: Ventura
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Recientemente he publicado una nueva novela, titulada *Ventura*, con Valhalla
Ediciones.
Está disponible a la venta en las principales librerías de Españ...
Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.
La respiración es la única función vital que podemos modificar a voluntad. Esto nos puede resultar muy útil para controlar el estrés, la tensión y los inicios de ansiedad o ataques de pánico.
Cuando estamos muy estresados o en un momento agudo de tensión, con solo pensar que queremos relajarnos no hacemos nada. En este punto hay dos opciones:
- Introducir en el cuerpo algún agente químico relajante. - Respirar con la técnica adecuada para reducir el nivel de estrés.
Los dos métodos son válidos si son útiles, y es bueno conocer los dos. Sobre el primer método os tendrá que aconsejar y recetar un médico (sustancia, dosis, duración...). A respirar os enseñaré yo.
¿Por qué funciona la respiración para reducir el estrés?
Simplificando, podríamos decir que el estrés está asociado al sistema simpático del cuerpo (el que produce la acción), y tiende a inhibir el dominio del sistema parasimpático (el que produce la relajación). La respiración amplia y profunda por su contra, hace justo lo contrario. Es decir, son antagonistas.
Uno de los primeros síntomas del estrés es el diafragma bloqueado, tensión en la boca del estómago. Por este motivo, si hacemos respiraciones abdominales estamos indirectamente reduciendo el estrés.
¿Cómo es la respiración antiestrés de urgencia?
Consiste básicamente en hacer respiraciones abdominales amplias y profundas, prestando mucha atención en el movimiento del diafragma y tratando de desbloquearlo. Aparte de eso, soplaremos por la boca al soltar el aire, visualizando como la tensión y la negatividad se alejan de nosotros con cada soplido.
Este concepto de soplar me lo enseño un chaman andino, y me pareció muy interesante. Cada vez que soplamos, visualizamos que expulsamos lejos de nosotros ese mal que nos acosa, esa tensión, esa angustia, ese miedo, ese estrés... Esto unido a la respiración abdominal, puede resultar muy efectivo.
En momentos de urgencia o estrés puntual agudo, lo podemos usar. Preferentemente lo haremos de pie o sentados, y si no estamos solos y nos da vergüenza soplar, podemos hacerlo disimuladamente, entreabriendo un poco la boca y visualizando bien como alejamos de nosotros ese problema.
Es importante que practiques y domines bien la respiración abdominal, y también que te conozcas a ti mismo, y sepas cuando estás con un estrés más elevado de lo normal, o incluso si estas a punto de empezar a tener un ataque de ansiedad o de pánico. En los momentos iniciales es cuando resulta más efectiva esta respiración. Si no estás atento a las señales y el estrés se desencadena en un ataque de pánico, es posible que necesites también de la ayuda de la química. Por eso es importante que practiques y que te conozcas.
En el siguiente vídeo explico la técnica:
Recuerda practicar antes de estar muy estresado, para que no te pille el toro. Aprende también a conocerte a ti mismo.
El estrés, o síndrome general de adaptación, parece que se está convirtiendo en el enemigo público número uno del siglo XXI.
Todos padecemos estrés, en mayor o menor grado, y eso se va notando en nuestra salud física, en nuestro equilibrio emocional, en nuestra agitación mental, y en nuestras relaciones personales. Nuestro estilo de vida y la sociedad competitiva en la que vivimos propicia enormemente la aparición y la evolución del estrés. Hasta los profesores de yoga están estresados, aunque parezca irónico... Cuánto más no lo estarán las personas que no conocen técnicas para paliarlo.
¿Qué es el estrés? La Organización Mundial de la Salud lo define como «el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción». Se podrían dar muchas más definiciones, pero nosotros lo haremos de una forma sencilla: el estrés es una constante tensión.
¿Cuál es el remedio para el estrés? Su opuesto, la relajación. Tenemos que aprender a relajarnos de una forma u otra, para, a modo de válvula de escape, liberar el exceso de tensión que produce el estrés dentro de nosotros.
¿Qué produce el estrés? Ante todo una disminución en nuestra calidad de vida, pero también produce decrepitud física, cansancio, mal humor (con la consecuente debilitación de nuestras relaciones personales); y si aumenta en cantidad y en el tiempo, puede derivar en insomnio, ansiedad, depresión, úlceras gástricas y otro tipo de complicaciones.
Cabe decir que el pensamiento positivo y el optimismo ayudan enormemente a combatir el estrés, si se combina con técnicas de relajación.
En una clase de yoga vamos a aprender, sin técnicas sofisticadas, a relajar el cuerpo, a soltar tensiones emocionales y a serenar la mente. Todo ello encaminado a ir adquiriendo una mayor calidad de vida.
¡Es muy fácil! Solo hay que aprender a respirar, estirar un poco el cuerpo, soltar tensiones, y ver la vida desde otro ángulo más positivo y constructivo. En el blog de YOGA en CASA podrás encontrar técnicas sencillas y efectivas que te ayudarán a relajarte, como por ejemplo esta respiración antiestrés de urgencia.
Porque, al fin y al cabo, lo que nos produce el estrés no son las experiencias que vamos teniendo en la vida, sino nuestra forma de reaccionar ante ellas.
En este Universo fenoménico todo es cíclico, todo empieza y todo acaba, todo asciende y desciende. Ha acabado un año, el 2014, y ha empezado otro, el 2015, que cobra el protagonismo durante 365 días, para, después, sumirse en el ocaso y alzar al 2016 en su reinado.
Existen ciclos terrestres, tales como el día, el mes, la estación y el año. El día terrestre es el tiempo que tarda la Tierra en girar sobre sí misma, y el año terrestre es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol. También están las eras geológicas, que son cantidades ingentes de tiempo, en cuyo seno, la vida del ser humano es un suspiro insignificante. Todo acaba, pero todo comienza de nuevo en un nuevo ciclo. También hay ciclos solares, tales como el eón, que es el tiempo que tarda el Sol en recorrer una mansión zodiacal desde el punto de vista de la precesión de los equinoccios (unos 2000 años). Así, el Sol tarda unos 25800 años aproximadamente en hacer un recorrido completo a la eclíptica, en el denominado "Año platónico". Según la tradición hindú, existen yugas o ciclos de tiempo, así como el "Día de Bhrama", que es la denominada eternidad o ciclo de manifestación, desde el Big-Bang hasta el Big-Crunch. En la tradición nórdica se conoce al fin de este gran ciclo como el Ragnarok, el ocaso de los dioses. Hasta la eternidad es finita y cíclica. Todo se repite, nada es el fin, sólo el comienzo de un nuevo ciclo.
También existen los ciclos vitales, la infancia, la juventud, la edad adulta, la madurez y la vejez. Pero el ciclo humano más significativo sin duda, es lo que conocemos como vida. La vida de todo ser, desde el nacimiento (1 de enero) hasta su muerte (31 de diciembre) es el ciclo de vida que se nos ha dado, es la unidad vital fundamental. ¿Cuántos años necesitamos para realizar nuestro aprendizaje? Más de uno seguro. Pero no pasa nada, todo fin conlleva un comienzo, todo ciclo se renueva; hasta el tiempo se renueva. En un anterior post sobre Yoga hablamos sobre las 4 fases de la respiración y su caracter cíclico. Esa es también una de las grandes lecciones del Yoga, aprender a aceptar que hay un tiempo para cada cosa, y una cosa para cada tiempo, para de esa forma actuar en consecuencia. Hay que dejar marchar lo que ya se fue para dejar sitio a lo nuevo. Adiós 2014, con todo lo bueno y malo que me has dado. No te olvido, no te ignoro... Mantengo tu huella cincelada en mi alma, pero permíteme dejar paso al 2015 con todo lo que ha de ofrecerme. No permitas que mire hacia atrás, que la nostalgia me lleve hacia el pasado con su sello de dolor. 2014, empújame hacia adelante convertido en viento a favor, y quédate como ladrillo permanente en el edificio de mi vida; pues sí, mi presente lo configura mi pasado, pero, 2014, permite a su vez que el pasado no impida que el actual presente configure mi futuro. Todo es cíclico, un año deja paso a otro, al igual que el invierno, estación actual, en su largo camino dejará paso a la primavera.
Siempre que un año nuevo empieza, todos nos hacemos buenos propósitos, tales como adelgazar, dejar de fumar, hacer deporte, practicar Yoga, aprender un idioma, ser mejores personas, etc, etc, blablabla, blablabla... ¿Qué suele pasar? Nada, todo queda en propósito, todo queda en el aire, año tras año..., todos esos buenos propósitos se los lleva el viento.
He hablado varias veces de la importancia del hábito para generar acciones. El hábito es clave para emprender algo, para hacer algo, para consolidar algo. Sin hábito no hay nada, aparte de buenas intenciones y propósitos lanzados al viento.
¿Qué es un hábito? ¿Qué genera un hábito? Según el Yoga, los hábitos generan samskaras, que son surcos en la mente a través de los cuales los pensamientos pueden fluir. Según la ciencia moderna y la neurología, los hábitos generan cadenas neuronales, provocando que las acciones puedan efectuarse con mucha más precisión e incluso involuntariamente. Es como andar en bicicleta, al principio nos resultará muy difícil mantener el equilibrio, tendremos que prestar mucha atención a todo lo que nos rodea, pero una vez aprendido, una vez que se han formado las cadenas neuronales en nuestro cerebro relativas al andar en bicicleta, apenas habremos de esforzarnos.
Si ponemos el ejemplo de la tecnología, actualmente hay dos formas de grabar información, de forma digital y de forma analógica. Podemos grabar una canción en un CD virgen, de forma digital, codificando en la superficie del CD la canción entera en un código binario. Sí tuviéramos un reproductor antiguo (cassete o disco de vinilo), lo grabaríamos de forma analógica creando «surcos» en la superficie de la cinta. Pues bien, algo parecido sucede en nuestro cerebro. Para que se quede grabada información y se generen cadenas neuronales fuertes, es imprescindible que sea el hábito el que entre en acción.
Con decir "voy a hacer", o proponernos "sí, sí, esta vez lo hago", o apuntarnos a un gimnasio en enero, no vamos a conseguir generar un hábito. Los hábitos se consolidan con una práctica constante a lo largo del tiempo. Desear algo es fácil, proponerse algo es fácil, apuntarse a algo es fácil... Lo que no es tan fácil es hacer un esfuerzo continuado en el tiempo. ¿Cuánto tiempo hace falta? Según apuntan ciertos estudios, 21 días, aunque a veces hará falta más tiempo. Pongamos que un mes.
Para generar hábitos hace falta fuerza de voluntad, unida a conocimiento, deseo y acción, pero igualmente, hace falta mucha fuerza para romper un hábito que ya se ha adquirido... Es más, es casi imposible romper un hábito. Sí, así es... Si uno tiene el hábito de fumar, no puede destruir ese hábito. Lo que se puede hacer es sustituirlo por otro; esto es sumamente importante y la clave de casi todo. Por ejemplo, cada vez que se sienta la necesidad de fumar, hacer otra cosa, comer pipas, por ejemplo, y a la larga, se generará el hábito de comer pipas y el de fumar quedará en segundo plano. Entonces tendremos, a la larga, que sustituir el hábito de comer pipas por otro más saludable, como el de comer mandarinas, por ejemplo, que son más sanas. Pero si un buen día decidimos fumar un cigarrillo o dos, "que no pasa nada", el hábito de fumar, que estaba en un segundo plano pero no destruido, pasará a primer plano, y volveremos a estar como al principio. ¿Veis? Los hábitos no se destruyen (o tardan mucho en destruirse), por eso hay que sustituirlos por otros más saludables.
Decía Og Mandino es su libro "El vendedor más grande del mundo": "Somos esclavos de nuestros hábitos, por lo tanto, nos formaremos buenos hábitos y seremos esclavos de ellos". Esta es la clave para el éxito.
Así que ya sabemos dos cosas: No se generan hábitos sólo con buenos propósitos, y no se pueden destruir hábitos viejos con buenos propósitos. Para crear nuevos hábitos es necesaria la disciplina y el trabajo continuado en el tiempo, y para destruir hábitos viejos, lo que hay que hacer es sustituirlos por hábitos nuevos más saludables. Lamento decir que no hay píldoras mágicas, ni fórmulas mágicas, ni alimentos milagrosos ni nada por el estilo. Es la fuerza del hábito lo que transformará nuestra vida.
¿Quieres practicar Yoga? Practica cada día durante un mes como mínimo, forja tu voluntad, añade el hábito del Yoga en tu vida.
Visita la sección "rutinas" de este blog y practica alguna de las que ahí se enseñan. No dejes que se lleve el viento tus buenos propósitos; cristalízalos, materialízalos, hazlos realidad.