Publicación de nueva novela: Ventura
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Recientemente he publicado una nueva novela, titulada *Ventura*, con Valhalla
Ediciones.
Está disponible a la venta en las principales librerías de Españ...
Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.
PAREPIA es una palabra a recordar siempre, una palabra a grabar en nuestra mente. PAREPIA es la regla número uno de la supervivencia, y también puede ser aplicada, por qué no, a nuestro día a día.
PAREPIA es el acrónimo de:
- PAra - REspira - PIensa - Actúa
Este término fue concebido como regla para la supervivencia extrema, en los casos en los que nuestra vida se ve amenazada de muerte, bien sea por condiciones climatológicas adversas, por falta de agua y alimentos o ante catástrofes naturales. Pero también lo podemos aplicar a esas situaciones del día a día que nos desafían y nos obligan a dar una respuesta acertada.
Lo primero de todo es parar. Si no paramos no podremos seguir los siguientes pasos. Por parar unos segundos o unos minutos no va a empeorar nuestra situación, a no ser que tengamos que huir de un fuego o de un tigre furioso (casos extremos). ¿Habéis visto alguna vez un mecánico de coches reparando un vehículo en marcha? Lo primero que hay que hacer es parar, detener, STOP.
Lo siguiente es respirar amplio y profundo, para oxigenar bien el cerebro y no entrar en pánico. Si entramos en pánico estamos perdidos, echaremos a correr a la desesperada, consumiremos recursos y probablemente tomemos decisiones incorrectas. Respira, oxigena, mantén la calma…
Una vez calmado, aun en medio de la mayor de las adversidades, observa la situación, piensa de forma correcta, analiza el problema, las herramientas que dispones y las posibles consecuencias que producirían diferentes acciones. Una vez que has pensado correctamente, traza un plan. Táctica y estrategia. Sin un buen plan, las posibilidades de éxito se reducen a caerle bien a la diosa Fortuna.
Lo dicen todos los dichos populares: "Piensa antes de actuar". "Cuenta hasta diez antes de actuar". "Manten la calma y piensa antes de actuar".
Y el cuarto y último paso es actuar con decisión. No permitas que el miedo o las dudas te paralicen, ¡actúa!, salva tu vida, salva tu carrera, salva tu relación, salva tu adversidad, salva el obstáculo que la vida te ha puesto delante. ¡Actúa! No cedas a la inacción.
La aplicación de esta regla en casos extremos puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, y en casos no tan extremos, quizá la diferencia entre acertar o errar, entre lograr el éxito o el fracaso. Por tales motivos, graba bien esta palabra en tu mente: PAREPIA, PAREPIA, PAREPIA… Gopal
Los Yoga Sutras de Patanjali es probablemente la obra más importante y conocida sobre el yoga. Escritos alrededor del siglo tercero antes de Cristo, son una fuente de sabiduría para todos los interesados en el yoga clásico.
Patanjali es considerado el padre del yoga, y toda su enseñanza la dejó en sus famosos sutras o aforismos. Los sutras son frases cortas muy sintéticas para ser memorizadas. Esos aforismos encierran toda la sabiduría del yoga, aunque claro está, deben ser interpretados correctamente.
La obra consta de cuatro libros, de 50 sutras cada uno de ellos, aproximadamente:
1. Samadhi pada: Teoría sobre el yoga, la mente y el samadhi.
2. Sadhana pada: Práctica o disciplina para alcanzar el yoga; se describe el asthanga yoga o el yoga de los 8 peldaños.
3. Vibhuti pada: Se describen los poderes que adquiere el yogui con la práctica.
4. Kaivalya pada: La liberación final, la meta.
Tengo intención de comentar todos los sutras en vídeos; será una labor larga y me llevará tiempo. A medida que vaya grabando, los subiré en la siguiente lista de reproducción:
Os dejo también un enlace donde podréis encontrar los Yoga Sutras traducidos directamente del sánscrito por Gabriel Pradipaka; una de las mejores traducciones que conozco.
El quinto punto del Niyama del yoga, conocido como Ishvara pranidhana, tal vez sea el más difícil de comprender y el que más polémica genere, ya que significa: rendición, compromiso y colaboración con Dios.
Para analizar bien este punto, primero tenemos que desarrollar la idea o el concepto de «Dios», cosa difícil en una sociedad atea, agnóstica y condicionada por las religiones de masas de nuestra época.
El yoga sí que cree en la existencia de un Dios creador supremo (llamado Ishvara o Brahman), y es por lo tanto una filosofía teísta, o más concretamente, monoteísta. El yoga, como he dicho en otras ocasiones, está amparado bajo el paraguas del hinduismo, y a pesar de que no es una religión, ni hay que convertirse al hinduismo, o creer el los preceptos del hinduismo, sí que comparte muchas ideas fundamentales con él.
A veces se piensa que el hinduismo es politeísta, es decir, que tiene a muchos dioses en su panteón, pero eso no es del todo cierto. El hinduismo, al igual que el judaísmo, el cristianismo y el islam, es esencialmente monoteísta, lo que sucede es que a las diferentes manifestaciones o atributos del Dios Uno se le da un nombre y una personificación, por eso, no es extraño ver a hindúes adorando a diferentes «dioses», pero en realidad adoran al Uno. Lo mismo sucede con los mantras, o sílabas sagradas de poder, que invocan y evocan los nombres de diferentes «dioses»; pero hay que comprender que en esencia solo hay un Dios único y omnipotente, cuyos atributos se individualizan.
Pero vayamos al origen de este punto: ¿Qué es Dios? ¿Existe Dios? ¿Cómo podemos saber de su existencia? ¿Qué significa rendirse y colaborar con él?… Veis que hay muchas respuestas a dar, y todas ellas difíciles.
Dios es el principio de vida, el creador del universo, la esencia de todo… Debido su complejidad, en las tradiciones se le conoce como «El Creador», «El Altísimo», «El incognoscible», «El todopoderoso (Pantokrator)», «El Ser Supremo», «El Padre», etc.
La etimología del nombre proviene de la tradición protoindoeuropea, de la tradición védica de la India, donde era conocido como Dyaus Pita (Padre Celestial), y de ahí, tanto su nombre como su concepto fue transmitiéndose a través de las diferentes tradiciones:
Dyaus Pita (sánscrito)
Zeus Pater (griego)
Iu Piter (latín pagano)
Deus Pater (latín cristiano)
Dios Padre (español)
Otras tradiciones lo conocen como Yavhé o Alá, mas poco importan los nombres que se le den, sino el concepto, porque no hay diferentes dioses, solo hay uno, aunque se le llame de diferentes formas.
El concepto más importante es el de «Creador», sostén y principio de vida. Todo lo creado en este universo tiene un creador. Mirad a vuestro alrededor: todo lo que veis ha sido creado por alguien, desde la herramienta más insignificante hasta la obra de arte más hermosa, pasando por nuestros cuerpos físicos. ¿Cómo el universo todo no iba a tener un Creador? Para mí esto resulta de «cajón de madera de pino», aunque los ateos y agnósticos dirán que el universo lo creó el Big-Bang y que después de eso, la ciega evolución orquestada por las leyes naturales han ido generándolo todo. Sí, es posible, pero, ¿quién creó el Big-Bang o las condiciones para que el Big-Bang se diera y se expandiera de la forma que lo ha hecho? Aquí surgen dos posturas:
La Creacionista.
La Evolucionista.
Hace poco me preguntaron: ¿Tú eres creacionista o evolucionista? «Las dos cosas», respondí. ¿Cómo es eso posible? Pues creo que hubo una mano hacedora, y que después ha habido una larga evolución de la materia, pero no guiada por leyes ciegas, sino por leyes inteligentes.
¿Existe Dios realmente? ¿Cómo podemos saberlo?
«A Dios Padre nadie le ha visto…» Yo no conozco a Dios, ni le he visto, ni sé casi nada sobre él. Pero para tratar de responder esa pregunta, vamos a utilizar la filosofía samkhya:
«Hay tres formas de obtener conocimiento sobre algo: Por percepción directa (suponiendo que no nos engañen los sentidos), por razonamiento adecuado y por testimonio verdadero».
Bien, quitando a cuatro o cinco místicos o elegidos (profetas) que han tenido el privilegio de conocer a Dios personalmente (o acercarse a él), y suponiendo que no les hayan engañado sus sentidos en una alucinación (algo muy habitual), lo que nos queda es utilizar el razonamiento adecuado y fiarnos del testimonio verdadero, o «supuesto» testimonio verdadero (las Santas Escrituras de las diferentes religiones).
Vamos primero con el tercer punto: Podemos tener fe y creernos lo que dicen las Sagradas Escrituras, y en ese caso ya no tendremos dudas de si existe Dios o no. Hay mucha gente que cree en ellas y a través de ellas encuentra revelación, consuelo e incluso salvación.
¿Pero y si no creemos en ellas? ¿Y si no son tan divinas ni inspiradas por Dios, sino por el hombre? Como tampoco hemos visto a Dios, solo nos queda el segundo punto, el del razonamiento adecuado, el de la deducción lógica. Pero este razonamiento ha de ser muy elaborado, porque si no, fácilmente caeremos en el ateísmo o en el agnosticismo. ¿Lo veis? ¿Por qué nuestra época está caracterizada por un marcado ateísmo y agnosticismo? Porque nadie ve a Dios y casi nadie cree en el testimonio verdadero de las Escrituras; solo les queda el razonamiento sobre Dios, que si es erróneo o incompleto, les lleva directa y lógicamente a la creencia en la no existencia de Dios (ateísmo), o a la indiferencia ante todo lo relativo a Dios y los reinos espirituales (agnosticismo).
Aquí hay un problema de base muy importante, el condicionamiento de las personas. Si una persona es creyente de alguna religión desde pequeña, es muy difícil hacerle cambiar de parecer. Si una persona es atea o agnóstica, es muy difícil hacerle cambiar de parecer (a no ser que tenga la gracia de ser inspirada de alguna forma y que la fe nazca en ella). «Angosta es la puerta que lleva a la verdad...», y «no hay lugar donde recostar la cabeza (certezas absolutas)», por todo ello, la duda siempre campará a sus anchas. Siempre habrá dudas sobre la existencia de Dios, siempre… Hasta que tengamos percepción directa sobre él y se disipen las dudas.
¿Qué hacer mientras tanto? Utilizar el razonamiento adecuado y tener algo de fe en las Escrituras y en lo que han dicho los profetas y sabios de antaño.
¿Qué sentido tiene la vida si se acaba todo? ¿Qué sentido tiene nuestra existencia si al morir nuestro cuerpo, se acaba todo para nosotros? ¿Realmente hay una «ciega inteligencia» guiando el universo y tan poco vale cada vida si tras un fugacidad es apagada en un silencio eterno? Absurdo.
A mí el razonamiento me invita a creer en la existencia de Dios y en un plan inteligente; me invita a pensar que somos mucho más que materia y que de alguna forma sobrevivimos a la destrucción de la materia en esa palabra sórdida llamada muerte. La razón me insta a creer que hay algo de cierto en los textos sagrados que nos han legado los antiguos. Trato de comprender para creer, y de creer para comprender, como decía San Agustín de Hipona.
¿Cómo rendirnos y colaborar con Dios?
O dicho de otro modo, ¿cómo colaborar con su plan? Por supuesto que si no crees en Dios o en la existencia de un plan divino, esto no te interesa, así que mi recomendación es que te saltes este punto y pases directamente a hacer asanas, que eso está muy de moda. Disfruta de la vida todo lo que puedas y mientras puedas, y después, cuando llegue tu hora…, pues ya se verá qué pasa.
Ishvara pranidhana significa colaborar con Dios, convertirse en un servidor de Dios. Para ello, claro está, primero hay que creer en Dios, y por ese motivo he dedicado los párrafos anteriores a tratar de dar argumentos, no para convencer a nadie, sino para generar un pensamiento crítico y que cada uno llegue a sus propias conclusiones.
¿Cómo colaborar? Pues tan sencillo como tratar de construir un mundo mejor con nuestra palabra, pensamiento y acción.
Este mundo esta lleno de injusticias, de odio, de separatividad, de sufrimiento… Piensa que somos una gran familia, piensa que estamos aquí como peones de albañilería para construir un mundo mejor, para convertir la Tierra en el Cielo…
¿No sabes qué hacer ni cómo hacerlo? Yo tampoco… Por eso este punto es Ishvara pranidhana, rendición…
«Oh señor, haz de mí un instrumento de tu paz...» «Oh señor, hágase tu voluntad y no la mía… Que mi palabra y mi acción estén en la medida de lo posible supeditadas a tu gran voluntad, y que mi voluntad personal influya lo mínimo posible...» «Oh señor, guíame… Que todo lo que digo y hago, sea para tu mayor gloria, y si me equivoco, porque mi mente es ignorante y mi voluntad a veces se tuerce, perdoname...»
No es nada fácil este punto: ni entenderlo, ni explicarlo, ni practicarlo; y menos hoy en día, donde el materialismo y el exceso de racionalismo campan a sus anchas. No es fácil hablar de Dios en un mundo donde te tachan de tonto e ignorante si crees en Dios; donde te tachan de infiel o pagano si no sigues la misma religión de otra persona.
Yo sé muy poco sobre estos temas, me considero ignorante, no soy una autoridad en la materia. Yo me guío por la luz de mi razón y por la voz de mi corazón, y como practicante de yoga y ser humano, trato de entender bien este concepto y de explicarlo lo mejor posible. Dicho esto, que cada uno siga la voz de su intelecto y de su corazón lo mejor que pueda, e igualmente, que colabore con Dios lo mejor que pueda; que haga todo lo que pueda por hacer de este mundo un poco mejor de lo que es.
El cuarto punto del Niyama del yoga se llama svadhyaya, que significa estudio o autoestudio, un hábito muy importante para conseguir una vida rica y plena.
Tradicionalmente se tiene la idea de que svadhyaya es «el estudio de textos sagrados del hinduismo», pero el término es mucho más amplio. En primer lugar hace hincapié en la importancia de un estudio autodidacta, en el que nosotros mismos nos implicamos, disciplinamos y buscamos nuestros temas de estudio (algo parecido al punto anterior, la autodisciplina), y no solo estudiamos textos hinduistas, sino todo texto que nos pueda aportar sabiduría y conocimiento de nosotros mismos.
El estudio y la lectura no solo es conocimiento teórico, es también práctica intelectual. Hay que estudiar, hay que leer de forma variada y abundante, para mantener nuestro cerebro tonificado y nuestro nivel cultural elevado. El conocimiento es poder, el conocimiento nos hace libres, el conocimiento nos da herramientas para desenvolvernos mejor en la vida.
Hoy en día muy poca gente lee libros, debido a que no tenemos la autodisciplina para hacerlo, y no tenemos tiempo o dinero para comprar libros. Bien, permitidme deciros que la mayoría de textos clásicos están disponibles de forma gratuita en formato electrónico, al ser patrimonio de la humanidad. Si quieres comprarlos en papel, permíteme decirte también, que no hay mejor inversión que el conocimiento.
Se puede leer en papel, desde el ordenador, una tablet o un teléfono móvil (¿Qué es kindle y cómo leerlo?). Puedes leer desde unos minutos al día hasta varias horas diarias. Mucho o poco, pero lee… Lee algo, infórmate, instrúyete, adquiere vocabulario y cultura.
¿Qué leemos? Aquí te dejo una lista con mi opinión personal sobre los libros imprescindibles para adquirir conocimiento y cultura general:
Los Upanishads. Textos clásicos del hinduismo. Gran fuente de sabiduría.
La Biblia. El libro por excelencia. 66 libros escritos por diferentes autores a lo largo de siglos. No importa si eres creyente o no, este libro está plagado de perlas de sabiduría. Si se te atraganta, lee al menos los Proverbios, el Eclesiastés y el Evangelio de San Juán.
El Bhagavad Gita. El libro más importante del yoga y del hinduismo. Si te da pereza leerlo, puedes escuchar la narración del texto completo que hice en YouTube.
Los Yogasutras de Patanjali. El texto fundamental del yoga, los famosos aforismos del padre del Yoga clásico.
El Dhammapada. Uno de los textos más importantes donde se recogen las enseñanzas de Siddhartha Gautama Buda.
Las analectas de Confucio. El texto ético por excelencio de este gran pensador chino.
El Tao Te King. Libro de sabiduría escrito por Lao Tse.
El Zoar. Texto fundamental de la Kabbalah, la mística judía.
Viveka Suddha Mani. Escrito por Shankaracharya, el máximo exponente del Advaita Vedanta.
La República. Libro donde se recoge casi toda la enseñanza de Platón.
Ética a Nicómaco. Uno de los mejores libros de Aristóteles.
De los deberes. Similar al anterior, escrito por Cicerón.
Las confesiones de San Agustín. El libro más importante de San Agustín de Hipona, gigante del pensamiento.
La Ilíada, la Odisea y la Eneida. Obras clásicas de la cultura grecolatina. Imprescindible su lectura.
El Quijote. Un libro que intimida, pero de lectura obligatoria para todos los hispanohablantes.
Esta es solo una pequeña selección, puedes leer una infinidad de libros más. Puedes variar la temática y tratar de tener conocimiento de varias disciplinas (filosofía, religión, ciencia, tecnología, literatura…).
En cualquier caso, trata de incorporar a tu rutina diaria el hábito del estudio y la lectura.
El tercer punto del Niyama del yoga se llama Tapas, que significa disciplina, o mejor dicho, autodisciplina.
La disciplina es la base para crear hábitos positivos y saludables, y son los hábitos los que nos llevan hacia el éxito en cualquier cosa que emprendamos. Patanjali, el padre del yoga, al igual que los grandes emprendedores y hombres de negocios de hoy en día, saben que las puertas de la habitación del éxito las abre el hábito, y el hábito lo construye la disciplina, o mejor dicho, la autodisciplina.
¿Cuál es la diferencia entre disciplina y autodisciplina?
Disciplina es algo que nos imponen desde fuera. Disciplina es algo que nos imponen figuras de autoridad: padres, profesores, mentores, sargentos, guías espirituales, gurues… Ellos nos imponen rutinas que tenemos que cumplir, nos gusten o no.
Autodisciplina es algo que nos imponemos nosotros mismos. Autodisciplina implica tomar las riendas de nuestra vida, el timón de nuestro barco, y ostentar el rango de Capitán. Gracias al conocimiento que vamos obteniendo, tomamos conciencia de que es necesario poner orden en nuestra vida y adquirir una serie de hábitos saludables que nos harán mejores personas.
Hábitos relacionados con la salud, hábitos relacionados con la cultura, hábitos relacionados con el desarrollo personal y la excelencia profesional. Hábitos autoimpuestos y llevados a cabo con diligencia. Hábitos que guiados bajo la Ley de la Agricultura nos harán cosechar tarde o temprano aquello que sembramos.
El hombre es esclavo de sus hábitos, y la única diferencia entre los que tienen éxito y los que fracasan, es que los primeros se hacen esclavos de hábitos positivos; los segundos, de hábitos negativos.
¿Cuáles son los enemigos naturales de la autodisciplina?
La ignorancia, la duda, la pereza y la procrastinación. Que en resumen podrían ser dos, pues la duda es hija de la ignorancia, y la procrastinación hija de la pereza.
Lo primero de todo es estar siempre bien informado, leer mucho y asistir a todo tipo de charlas, cursos y seminarios. El conocimiento es poder. El conocimiento es la mejor de las inversiones. El conocimiento nos dirá cómo organizar nuestra autodisciplina. La duda es falta de conocimiento, o falta de un poco más de conocimiento..., o no osar poner en práctica el conocimiento.
La pereza es el vicio de no actuar si no hay una recompensa inmediata; el vicio de ahorrar demasiada energía y no emprender ni realizar actividades de provecho.
La procrastinación, una bonita palabra, es el acto de postergar las actividades. «Ya lo haré luego...», «Ya lo haré mañana u otro día». Estas son las frases favoritas de los procrastinadores profesionales (categoría en la que podemos incluirnos muchos de nosotros).
¿Que no puedes hacer sesiones de yoga o de otra actividad física de una hora? Pues hazlas de 30 minutos.
¿Qué no puedes meditar 20 minutos todos los días? Medita 5 minutos.
¿Que no puedes leer unas páginas cada día de algún libro interesante? Lee unos cuantos párrafos al día.
¿Qué te da pereza cambiar de dieta? Haz cambios muy pequeños y progresivos en el tiempo.
¿Que no puedes ahorrar 100 euros al mes para tu jubilación? Ahorra 10 euros mensuales (si no puedes hacer eso, deberías plantearte muy en serio tu educación financiera).
¿Que no puedes hacer una infinidad de cosas que te gustarían? Hazlas en la medida en que puedas.
Ahora sustituye el «puedes» de todas las frases anteriores por el «quieres»: es lo mismo.
Sea lo que sea, hazlo. Combate la ignorancia, combate la duda, combate la pereza, combate la procrastinación. Create hábitos positivos y hazte esclavo de ellos. Tú decides tu camino hacia el éxito, o hacia el fracaso.
Eso es Tapas, eso es autodisciplina, ese es el tercer peldaño del Niyama del yoga. Ese es el secreto de los que tienen éxito.
Todos mis cursos están orientados a generar autodisciplina. Algunos pensarán que son muy simples o que no estoy muy encima de mis alumnos, pero tienen un objetivo muy definido: generar hábitos, crear capitanes.
El segundo punto del niyama del yoga se llama santosha, que significa contentamiento, y es uno de los puntos claves para la felicidad y para cultivar el pensamiento positivo.
Antes de nada, hay que diferenciar contentamiento de conformismo. Contentamiento significa estar contento por todo lo que somos y todo lo que tenemos, en todo momento de nuestra vida. Conformismo significa resignarnos a aceptar o soportar aquello que somos y tenemos, aunque no nos guste.
El contentamiento es una actitud inteligente, basada en el lema: «Si no puedes hacer lo que quieres, quiere lo que haces». El santosha se basa en aceptar los designios de la «inteligencia» que guía nuestras vidas. El hombre tiene todo lo que necesita para su mejor bien en cada momento de su vida, aunque haya momentos desagradables.
La tradición hinduista cree firmemente en las leyes del karma, que es la consecuencia del fruto de nuestras acciones. Todo lo que nos sucede, absolutamente todo, obedece a estas leyes espirituales, que actúan para nuestra evolución personal, para nuestro crecimiento y para saldar deudas.
Es fácil estar contento cuando todo va bien, pero no lo es tanto cuando las cosas se tuercen; y es muy difícil estar contento cuando las cosas se ponen feas de verdad. ¿De qué depende estar contento?
La mayoría de los mortales hacemos que nuestra felicidad dependa de lo externo. «Solo soy feliz si tengo; solo estoy bien si la vida me sonríe; solo estoy contento cuando todo me va bien». Pero, ¿cuándo pasa eso? ¿Cuándo nos va todo bien? Siempre hay algo que va mal, y ese «algo» enturbia nuestras vidas. Ese «algo» puede ser de tema sentimental, laboral, de salud, de dinero, de relaciones o de un sinfín de historias. A veces, muchas veces, ese «algo» se convierte en «algos», en muchos frentes abiertos con los que hay que lidiar, y entonces el pesimismo, el pensamiento negativo, la desesperación y la depresión, cual negros buitres, irrumpen en escena y lo oscurecen y enturbian todo.
«Solo seré feliz cuando tenga». ¿Y cuándo tendré? ¿Ese tendré acaso no forma parte del futuro? ¿Qué hay ahora? Pues el futuro cuando llegue será «ahora», y si ahora no eres feliz ni estás contento, por qué en otro «ahora» del futuro sí vas a serlo. Esa es la trampa.
El control emocional es la clave. El desarrollo del pensamiento positivo es la clave. Estar contento «ahora» es la clave.
¿Por qué no estás feliz y contento ahora? ¿Porque las circunstancias externas no te sonríen o porque tu mente y emociones te lo impiden? Las circunstancias externas pueden crear un entorno favorable para que las emociones positivas broten, pero hay casos, muchos casos, de personas que lo tienen todo (amor, trabajo, dinero, salud, éxito…) y aun así son desdichadas e infelices. ¿De qué depende entonces el estar contento? Del control de nuestros pensamientos y emociones. De la comprensión de que todo tiene un propósito, de la convicción (ecuanimidad) de que todo pasa, lo bueno y lo malo.
¡Qué fácil es decirlo! Y empero que difícil es conseguirlo; qué difícil es estar contento hoy en día; qué difícil es no estar decaído, derrumbado y deprimido en estos días, aun teniéndolo todo.
¿Cómo se controla la mente? ¿Cómo se refrenan esos caballos salvajes que tenemos por emociones y deseos? Deseos, ¡ah sí! Los deseos… Los deseos solo tienen tres salidas posibles:
1. Que sean satisfechos. Algo realmente difícil, por no decir imposible, pues siempre hay deseos nuevos. Si deseo algo y lo consigo, después de una breve euforia (emoción negativa también), ese deseo se sustituye por otro (el de conseguir algo mejor o diferente).
2. Que sean parcialmente satisfechos. Lo típico, que se satisfacen a medias, en una medida y calidad inferior a la que nos hubiese gustado. Eso genera insatisfacción.
3. Que no sean satisfechos. Más típico todavía. ¿Cuántos de nuestros deseos se quedan en el aire? «¡Oh loca fantasía, como construyes castillos en el viento!». Esto genera frustración.
¿Qué podemos hacer entonces para estar felices y contentos? ¿Cuál es la clave del santosha? Desde luego no es una clave fácil… Quizá sea más fácil de entender que de aplicar.
Abre la ventana por la mañana al levantarte, saca la cabeza y agradece estar vivo un día más. Agradece todo lo que eres y todo lo que tienes, aunque no te guste. Estamos vivos. Sé consciente de que vivimos como actores en un escenario donde cambian las situaciones y nuestros roles. Lucha por mejorar, sin caer en el conformismo, pero si perder ese contento.
No te aflijas si la vida te golpea y llena tu camino de adversidades, pues «la vida del hombre es lucha, y como días de mercenario son sus días». No vayas tras cosas vanas, no te dejes cegar por el brillo aparente de la materia. «Todo en el hombre es vanidad, y un esforzarse tras el viento». Busca lo que trasciende esa vanidad, esa cosa vana y efímera que es todo lo material. Aun así, lucha por conseguir bienes materiales y que todo lo material en tu vida esté cubierto, pero no olvides lo realmente importante; y lo realmente importante es lo Real.
Te lo recuerdo por si lo habías olvidado: El ser es lo real. Debajo de ese ser real, se ha corrido un tupido velo que nos impide ser conscientes de la naturaleza esencial de nosotros mismos, y donde los pensamientos, las emociones y los instintos gobiernan con tiranía, enmascarados.
¿Cómo estar siempre contento? Una vez le escuché decir a un cura católico, que haber nacido después de Cristo ya era motivo más que suficiente para estar contentos. Mucho me temo que para mucha gente ese motivo no será suficiente. ¿Cómo estar siempre contento? Repito. No lo sé… Ojalá lo supiera y estuviera yo también siempre contento y no tuviera que estar luchando siempre contra emociones y pensamientos negativos que muchas veces me hacen estar triste y decaído, en una especie de montaña rusa donde hay picos y valles, momentos buenos y momentos malos.
¿Cómo estar siempre contento? Quizá la práctica del yoga, la práctica de la relajación, la respiración, los ejercicios corporales, el estudio, la meditación, la comprensión, la fe en algo transcendente, el cultivo de nuestras relaciones y el tiempo, consigan lograr que poco a poco esa montaña rusa emocional en la que estamos inmersos todos los mortales se convierta en un agradable y pacífico viaje en un tren sin apenas curvas y pendientes. «¡Qué aburrido será entonces!», dirán muchos. Sí, la felicidad es un estado bastante soso y aburrido, ese es su precio.
Santosha… un término muy importante. Conócelo, recuérdalo, practícalo… Si las sombras y el ejército de las tinieblas te acosan y te hacen caer, estar triste y negativos, no te rindas ni te abandones; levantate, ten coraje y paciencia, mucha paciencia... Vuelve a recordar y a practicar el santhosa, vuelve a estar contento, trata de estar contento. Trata de sacarle el mejor partido a la vida; trata de perdonar y agradecer; de aprender y de servir. Trata de estar cada vez más centrado en tu ser Real, y su contacto te dará motivos más que suficientes para estar siempre contento.
El primero de los niyamas del yoga se llama saucha en sánscrito, que significa pureza. Se asocia a la higiene corporal y la pureza del corazón.
Es bien sabido que muchas enfermedades son producidas por la falta de higiene corporal, y de esto, ya se percataron los yoguis hace milenios.
Para un yogui, el cuerpo físico es la envoltura del atman, es «el templo del Dios vivo»; y ha de estar siempre limpio, pulcro y bien acondicionado. Asimismo, las ropas han de estar también limpias y perfumadas.
Hay numerosas técnicas de limpieza del cuerpo físico, que en el yoga son conocidas también como kriyas. Tratan de limpiar todas las partes del cuerpo mediante técnicas sencillas y naturales
Las más conocidas son:
- Danta dhauti (limpieza de dientes): Hoy en día es de lo más normal del mundo, y no hay hogar en el que no falte un cepillo de dientes.
- Raspado de lengua: La lengua se cubre de toxinas, especialmente durante la noche, y es conveniente rasparla suavemente con un aparato acondicionado para ello, sobre todo por las mañanas al levantarnos.
- Jala neti (limpieza de la nariz): Mediante una jarra de ducha nasal llamada lota, que se llena de agua tibia con sal para limpiar la suciedad interna de la nariz. En el siguiente vídeo explico cómo usarla correctamente al igual que el uso del raspador de lengua.
- Nauli kriya: Una especia de «danza del vientre» yóguica, cuyo objetivo es movilizar los órganos abdominales para su estimulación y la liberación de toxinas.
- Shank prakshalana: Un sofisticado ejercicio de limpieza de estómago e intestinos mediante el uso de agua salada y varios ejercicios físicos. El objetivo es ingerir grandes cantidades de agua salada hasta evacuar todo el contenido de los intestinos y limpiarlos profundamente. Está técnica quizá la expliquemos en otro artículo. No hay que hacerla con mucha frecuencia (una vez al año como mucho) y siempre hay que hacerla bajo supervisión.
- Kapalabhati: Limpieza de los pulmones mediante una respiración vigorosa en forma de fuelle.
Hay más técnicas, aunque estas sean las más conocidas. En cualquier caso, tampoco hay que olvidar la ducha diaria, un poco de aceite o crema hidratante y un buen perfume o agua de colonia. Pocas cosas hay más desagradables que una persona con mal olor corporal.
En cuanto a la pureza interna, o pureza del corazón, esta si cabe es mucho más difícil de lograr que la pureza externa, aunque poco a poco hay que tratar de alcanzarla, mediante la transmutación de los vicios en virtudes (la verdadera alquimia) y el desarrollo del amor (el mayor purificador del corazón).