Centro de Yoga Arcadia
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Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.




El OM


Muchos alumnos me preguntan en clase por el significado de la sílaba OM, al igual que mucha gente asocia el Yoga con alguien sentado en la postura del loto diciendo "oooommmmmm".


La sílaba OM, o el Pranava Om, es el mantra más sagrado, y el misterio más profundo del Yoga. En realidad son tres letras: AUM, pero se pronuncia OM; y su yantra es la imagen siguiente.


La vocal A, es el sonido más abierto que puede articular el ser humano, es el alfa, mientras que la letra M es el sonido más cerrado que puede articular el ser humano, es el omega. La U es una vocal intermedia, que al juntarla con la A, produce el sonido O; por eso se pronuncia OM; pero en esencia siempre guarda las tres letras, la trinidad. Por tales motivos, AUM es el nombre del Ser, del espíritu, del supremo Atmán. El OM es lo que queda si quitamos todas las capas que nos conforman; si quitamos el cuerpo físico, el astral, el mental, y el causal, OM es lo que queda, como substrato indivisible.

EL PRANAYAMA (I): INTRODUCIÓN A LA RESPIRACIÓN

Pranayama en sánscrito significa "control del prana o energía vital". Esta energía vital tiene su máxima expresión en la respiración, en el aliento vital.

El pranayama es el cuarto escalón en el Asthanga Yoga de Patanjali, y sus técnicas respiratorias son bien conocidas por los adeptos del Yoga, y aunque pranayama puede ser cualquier técnica de control de la energía, nos enfocaremos en las técnicas respiratorias.

Pranayama


"Aprende a respirar", es una de las máximas que siempre les digo a mis alumnos en las clases de Yoga. "Pero si yo ya sé respirar, vaya frase de perogrullo que te has sacado", contestan. Sí, supuestamente todos nacemos sabiendo respirar, o por lo menos después de que el medico nos da nuestra primera hostia en el culo, después, como casi todo, se nos va olvidando o vamos adquiriendo malos hábitos. Tampoco nadie nos ha enseñado a pensar, porque supuestamente eso es ciencia infusa y todos ya sabemos hacerlo... Ya, ya, no hay más que ver como va el mundo para comprobar lo bien que pensamos todos.

LAS ASANAS


Las asanas son el corazón de las técnicas de Yoga; tal vez la tarjeta de presentación del Yoga en occidente.

Las asanas son lo que se conoce como “posturas”, “ejercicios físicos” o “estiramientos” dentro de la práctica del Yoga. Sí, la postura de “la vela”, “el pino”, “el loto” y “el saltamontes” son todos ellos asanas del Yoga.

Asanas


Las asanas son el tercer escalón del Yoga de Patanjali o Asthanga Yoga, y me atrevo a afirmar que es el escalón más conocido y más buscado por todos aquellos que se interesan en la práctica del Yoga. Es lo que se conoce como “Voy a apuntarme al polideportivo a hacer Yoga, a ver si me estiro un poco la espalda que estoy muy duro”.

Veamos qué dice Patanjali, el gran maestro de Yoga de todos los tiempos, autor de los Yoga Sutras, sobre las asanas:


Yoga Sutra nº 8


Falta de discernimiento o conocimiento incorrecto es confundir lo real con lo irreal; la Verdad con la No-Verdad; la esencia con la forma.


 La base de la ignorancia radica en el concepto de confundir lo real con lo irreal, y esto es producido por la falta de discernimiento. Podemos conocer una infinidad de cosas, mas si somos incapaces de distinguir la Verdad de la No-Verdad, nada importante sabemos.

El ser humano se jacta de su inteligencia y de su superioridad, y en cambio está totalmente atrapado en el velo de la ilusión sin ser consciente de ello. Creemos que vivimos en una época donde la ciencia es capaz de explicarlo todo y donde la tecnología tiene un desarrollo sin precedente; craso error.

El Universo es una construcción mental, esto es, nosotros no percibimos el Universo tal y como es, sino como nuestra mente nos cuenta que es; y este "cuento", nos lo cuenta la mente (valga la redundancia) con los datos que provienen de nuestros limitados cinco sentidos. Es importante ser conscientes de este hecho. El ser humano común sólo percibe los estímulos de cinco sentidos y es capaz de moverse en cuatro dimensiones: las tres espaciales más el tiempo. ¡Qué poco sabemos del Universo, y cuánto nos creemos que sabemos!



La ignorancia es la raíz de todos los males, es la oscuridad que oculta la Verdad; es lo que nos hace esclavos de nosotros mismos. Confundimos la realidad y nos identificamos con la No-Verdad; olvidamos el significado último de la existencia y el por qué y el para qué estamos aquí. Y repito, encima creemos que lo sabemos todo. Basamos nuestra civilización, nuestros objetivos de vida y nuestro esfuerzo en lo que la mente nos cuenta con los limitadísimos datos provinientes de cinco sentidos, y nos creemos con autoridad para afirmar las cosas de forma categórica. Afirmamos que Dios no existe, que la muerte es un fin inexorable, que nuestros conocimientos científicos dan explicación a todo, que el alma está en el cerebro, que no hay vida inteligente aparte de nosotros, que venimos del mono, que la vida surgió por casualidad en un caldo de cultivo, que somos la civilización más avanzada que ha pisado la Tierra, que la Luna siempre ha estado ahí de forma natural, que somos fruto de nuestra herencia genética... y un sinnumero de afirmaciones más. 

Aunque tal vez la mayor de nuestras ignorancias es la identificación con nuestro cuerpo físico y la aceptación de nuestra breve existencia en este escenario cósmico; y debido a la creencia de esta levedad de ser, construimos unas vidas carentes de significado, donde todo parece ser arrastrado por el capricho de los vientos y las mareas. No tenemos poder sobre nosotros mismos y construimos nuestra escala de valores fundada en lo irreal.

¿Sabes quién eres? ¿Sabes de dónde vienes y por qué estás aquí? ¿Sabes cual es la finalidad de esta breve encarnación tuya? ¿Sabes qué hacer con el tiempo que se te ha dado? ¿Sabes que eres esclavo de tu ignorancia y de este sistema corrupto? Vas a sobrevivir lo mejor que puedas; vas a estudiar si puedes; vas a buscarte un trabajo para subsistir y te vas a agarrar a él como a un clavo ardiendo; vas a buscar una pareja y a tener hijos con ella y a generar un núcleo familiar; vas a enfermar tarde o temprano y a buscar cura desesperadamente, vas a jubilarte y a vivir del subsidio, mientras matas el aburrimiento con pasatiempos. Al final vas a morir. ¿Sabías esto?

¿Para que quieres aprender Yoga? ¿Te duele la espalda y quieres que te enseñe unos ejercicios? ¿Estás estresado y quieres que te enseñe a respirar para relajarte? ¿Tu cuerpo está enfermo y quieres sanarte? ¿Para qué?, te pregunto yo. Para qué vas a hacer nada, si tarde o temprano vas a morir. No te esfuerces, sigue inmerso en tu sueño; sigue consumiendo ávidamente y se devoto de los cánones de este sistema mundial; sigue siendo un borrego, un imbecil (en latin imbaeculus: el que anda apoyado en una muleta), no quieras caminar por ti mismo; no quieras ver la realidad. Duerme plácidamente hasta que la muerte te alcance. Sigue persiguiendo el placer como el objetivo principal de tu vida.

Reflexiona, medita, zambúllete en tu interior; descubre que eres un ser sin principio ni fin, que somos más que apariencias. Ten la certeza de que cuando los gusanos se coman estos cuerpos el viaje no habrá finalizado, ni mucho menos. Libérate de los grilletes de la esclavitud, de la ignorancia, del miedo. Si no aprendemos a dominar nuestra mente, a afilar el discernimiento y a ir distinguiendo poco a poco lo real de lo irreal, la Verdad de la No-Verdad, la esencia de la forma, estamos muertos en vida; estamos dormidos, estamos en Matrix, inmersos en Maya

Esto no se consigue en un día; dudo mucho que alguno de nosotros logre la emancipación en esta singular encarnación, pero por lo menos que no se diga que no estamos haciendo todo lo posible por abrir los ojos, y después ver.  

Esta es la finalidad del Yoga, y no sólo del Yoga, sino de todas las corrientes filosóficas, religiosas, místicas e iniciáticas. Este es el objetivo de todo buscador impulsado por el anhelo que surge de sus interioridades. 

El Niyama: el gran desconocido


El Yoga tiene ocho peldaños en su escala de realización. En un post anterior hablamos del primero, del Yama, la moral natural. Hoy hablaremos del segundo, el Niyama.

La mayoría de la gente conoce el Yoga por su tercer peldaño, las Asanas, o ejercicios corporales, por su cuarto, el Pranayama, técnicas de respiración; o a lo sumo por su séptimo, Dhyana, o meditación. Mas como indico en el título, el Niyama es el gran desconocido, a pesar de su gran importancia.

Si el Yama son las observancias hacia los demás, el Niyama son las observancias hacia uno mismo. Y desde el punto de vista de Patanjali Maharishi, y desde el mío también, no se debería pasar al tercer peldaño del Yoga sin antes haber practicado e integrado el Niyama. Aunque tal y como están las cosas hoy en día, y con la superficialidad que reina en el planeta, me quedaría solo en clase de Yoga si fuese tan estricto; ya que la gran mayoría de la gente lo que busca es un deporte para estirar la espalda.



Puntos del Niyama:

1. Soucha: Limpieza y purificación del cuerpo físico. Aquí entra la higiene personal, que muchos la tienen descuidada, y la purificación profunda del cuerpo físico, tales como limpieza de nariz, de lengua, de estómago y de intestinos. El Yoga posee técnicas (kriyas) para tales menesteres, y su práctica contribuye notablemente a mejorar la salud, al eliminar la "suciedad" tanto externa como interna. Ya profundizaremos en otro post sobre tales cuestiones.

2. Santosha: Contentamiento. Esta palabra es de suma importancia para hallar la felicidad en esta vida. Contentamiento no significa resignación, o conformismo, significa estar contento con lo que uno es y posee en cada momento, en esta vida. Lo que nos sucede en un momento determinado es lo mejor que nos podía suceder para nuestra evolución personal en un momento dado; y lo que tenemos es lo que necesitamos; así que el contentamiento nos produce ecuanimidad, paz y felicidad. Al final es una cuestión de inteligencia: ama lo que haces, ama lo que tienes, ama a las personas con las que compartes tu vida, ama lo que te sucede en cada momento. Con esta actitud mental, ¿qué puede enturbiar nuestra felicidad?

3. Tapas: Significa ascetismo, austeridad, o autodisciplina. No hace falta ser un asceta, o hacer votos del tipo que sea. Simplemente significa que hay que procurarse una práctica y seguirla cada día con disciplina; que forme parte de la rutina diaria, como el comer el beber o el dormir. Empezar algo es facil, ya sea una actividad o una relación; lo realmente dificil es mantenerla en el tiempo, tener la suficiente perseverancia como para profundizar en ella, sin rendirse ante las primeras dificultades. Al final, la práctica constante lo convierte a uno en maestro, sea en la disciplina que sea; mas en este caso, al seguir fielmente las prácticas del Yoga, uno se convierte en Maestro con mayúsculas, en el arte de la Vida.

4. Swadhyaya: Estudio espiritual o metafísico. El conocimiento es poder, y si no conocemos nuestro objeto de estudio, las prácticas carecen de dirección y de profundidad. ¿Cuál es nuestro objeto de estudio? Nosotros mismos, el Ser, el Atman, el significado último de la existencia. "!Oh Hombre, conócete a ti mismo!" era la inscripción del frontispicio del santuario de Delfos. Esta ha sido siempre la máxima de la Gnosis, del conocimiento del Ser. El que no dedica tiempo al estudio de tales cuestiones, es un ignorante, y no lo digo en tono despectivo, sino con el significado de que ignorante es aquel que ignora algo, y si en este caso es un conocimiento relativo a él mismo, su ignorancia es aun más denostable.

5. Iswara Pranidhana: La rendición a lo absoluto, la devoción a Dios. Este tal vez sea el punto más conflictivo, especialmente hoy en día en nuestra cultura occidental. Consiste en rendir nuestras acciones a lo divino que mora en nosotros, en tener fe y devoción en Dios, o ese principio que subyace en todas las cosas, las ordena y les da un significado. En cualquier caso no es una fe ciega, sino una certidumbre que surge con la práctica. Una certeza en que hay algo más allá de la finita materia, algo que la transciende, la sostiene y la ordena. No estamos solos en nuestro viaje, y a pesar de que no tengamos conciencia de ello, tarde o temprano, el Iswara Pranidhana despierta en todo buscador sincero.

Estos son los cinco principios del Niyama

(Un poco de ironía)

- ¿Practicas Yoga?

- Sí, lo práctico en el polideportivo desde hace tres meses; mira como me doblo y como hago el pino. Creo que en tres meses más de práctica ya lo domino.

- Yo también, llevo una año ya practicándolo, creo que pronto haré un curso para ser profesor.

- El otro día leí un post sobre el Niyama.

- ¿Niyama? ¿Qué es eso?

El Yama


El Yoga lo puede practicar cualquier persona sin importar edad, sexo, raza, condición física, psicológica o social. Siempre y cuando surja en uno mismo el interés por practicarlo y no sea algo impuesto.


Practicar Yoga no es una obligación, sino un acto de voluntad consciente. 


No obstante, para iniciarse en una auténtica práctica del Yoga, hace falta un requisito: poseer desarrollada cierta moral natural. 


Según Patanjali, el gran sintetizador de las técnicas de Yoga, la práctica comienza en el primer peldaño de ascensión en la escalera de 8 peldaños (asthanga), al que se denomina Yama (moral natural), y termina en el Samadhi (iluminación).


Asthanga Yoga:

1. Yama
2. Niyama
3. Asana
4. Pranayama
5. Pratiahara
6. Dharana
7. Dhyana
8. Samadhi




El Yama se compone de cinco puntos. 


1. Ahimsa: No dañarnos a nosotros mismo, ni a otros seres vivos; a menos que sea estrictamente necesario. 


2. Satya: Ser veraces, auténticos. No engañar a los demás, y mucho menos a nosotros mismos. 


3. Asteya: No robar. No traicionar la confianza puesta en nosotros apropiándonos de lo ajeno. 


4. Bramhacharya: Moderación. No abusar de nada, buscando siempre el justo término medio; el equilibrio. 


5. Aparigraha: No codiciar. Buscar la sencillez de la vida y no pretender elevarnos por encima de nuestros semejantes. 


Con estos ingredientes en nuestro equipaje, estamos más que preparados para aventurarnos en la fascinante aventura del Yoga, que no es otra que la aventura de la Vida.

Fábula del deva y el demonio

A continuación expongo un fragmento del libro "Raja Yoga" de Swami Vivekananda; en el cual se relata la fábula del deva y el demonio, junto con una pequeña explicación del sabio Yogui. Vivekananda fue uno de los pioneros del Yoga en Occidente, y una de las máximas autoridades en Raja Yoga.


“... Refiere la leyenda que una vez acudieron un deva y un demonio a un sabio para que les
enseñara cuál era la naturaleza del Ser.
Ambos estudiaron largo tiempo con el sabio, quien al fin les dijo:
-Vosotros mismos sois el Ser que andáis buscando.
El deva y el demonio creyeron que sus cuerpos eran el verdadero Ser a que el sabio se
refería, y ambos se restituyeron a sus respectivas esferas, muy satisfechos, y dijeron a
sus compañeros:
- Hemos aprendido todo cuanto había que aprender. Comamos, bebamos y
holguémonos. Somos el Ser y nada hay más allá de nosotros mismos.
El demonio era por naturaleza ignorante, de mente oscura, y sin ulterior investigación
permaneció satisfecho con la idea de que el cuerpo era su verdadero ser.
Pero la naturaleza del deva era pura, y aunque al principio cometió el error de
identificarse con su cuerpo y entregarse a todo linaje de goces, no tardó en conjeturar
que no se había referido su sabio instructor al cuerpo, al decirles que ellos mismos eran
el Ser que andaban buscando, sino que debía de ser algo superior.
En consecuencia, recurrió de nuevo al sabio y le dijo:
- Señor; me enseñaste que este mi cuerpo era el verdadero Ser; pero yo veo que todos
los cuerpos mueren, y el Ser no puede morir.
El sabio le respondió:
- Conócete a ti mismo. Tú eres Aquello.
El deva regresó a su esfera creído de que la mente era el Ser; pero no tardó en observar
que los pensamientos eran variables, unas veces buenos, otras malos, y que la mente era
demasiado voluble e inconstante para que fuera el Ser.
El deva recurrió de nuevo al sabio y le dijo:
- Señor; no creo que la mente sea el Ser. Me dijiste que lo es.
El sabio repuso:
- No te dije tal. Conócete a ti mismo. Tú eres Aquello.
El deva regresó a su esfera y al fin reconoció que era el Ser más allá del cuerpo y de la
mente.
Así supo el deva que el espíritu, el verdadero Ser es eterno, sin nacimiento ni muerte,
que ni espada le hiere ni agua le moja ni fuego le abrasa ni aire le orea; que es infinito,
omnisciente, intangible, omnipotente y trasciende al cuerpo y a la mente.
De esta suerte quedó satisfecho, mientras que el pobre demonio no llegó a conocer la
verdad por su ciega afición al cuerpo.”

En este mundo hay muchos cuya naturaleza es semejante a la del demonio de la
leyenda, pero también hay algunos de la naturaleza del deva.

Si alguien enseña el modo de acrecentar la posibilidad de goces corporales, acudirán
muchísimos a escucharle, pero si se propone mostrar la senda que conduce a la meta
suprema, tendrá escasos oyentes.

Pocos son los capaces de comprender las cosas espirituales y menos todavía los que
tienen paciencia para alcanzarlas; pero hay algunos que saben que aun si el cuerpo
viviese mil años el resultado final sería el mismo.

El cuerpo físico cambia lenta e incesantemente y nadie es capaz de impedir ni por un
momento esta alteración de su cuerpo, que sin remedio ha de desintegrarse cuando
cesen las fuerzas que lo mantienen.

Dice el texto:

"Como sin cesar se mudan las aguas de un río, así se muda el cuerpo".
Sin embargo, se ha de conservar sano y robusto el cuerpo, porque es el mejor
instrumento de que disponemos..."

                                                            Fragmento del libro "Raja Yoga", de Swami Vivekananda

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