Centro de Yoga Arcadia
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Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.




EL PRESENTE

El presente, sin duda alguna, es uno de los principios más importantes del Universo. El presente, como su nombre indica, es un regalo, un don, una dádiva. El presente es tal vez el único tiempo que existe, a pesar de que el pasado y el futuro formen una tríada con él.

El presente

Pocos son los hombres que entienden el tiempo en el que viven. Sí, suena paradójico, pero casi ninguno de nosotros tiene conciencia plena del tiempo actual. Si vamos a una librería veremos que abundan los libros históricos, o los situados en otras épocas, reales o ficticias, tanto del pasado como hipotéticas del futuro, o incluso paralelas. Pocos hablan del tiempo presente. La historia se entiende sólo una vez que ha pasado; pocos son los que la entienden mientras está pasando. Algún día se hablará sobre nosotros y sobre nuestro tiempo, y posiblemente los que lo estudien lo entenderán mejor que nosotros, debido a esa perspectiva cristalizada que otorga el pretérito perfecto.

Nosotros estamos haciendo historia ahora, pues somos los que vivimos en este momento actual. ¿Pero es cierto esto que acabo de decir? ¿Napoleón vivió en el pasado? ¿César logró sus gestas en un tiempo lejano? ¿Las pirámides se erigieron hace milenios? ¿Nuestros ancestros vivieron y murieron en épocas remotas? ¿Las guerras mundiales quedaron ancladas en el siglo XX? ¿Todo eso sucedió en el pasado? ¿O está sucediendo ahora, en una sucesión infinita de presentes? ¿Dónde estaba la conciencia de aquellos que experimentaron el pasado? En el presente... La conciencia sólo tiene un tiempo: el presente.

 Historia

El pasado sólo tiene lugar en la memoria. Pero el hecho intelectivo de ser conscientes del pasado sucede en el presente. Todo es presente. ¿Y el futuro? El futuro visto desde el presente es una proyección hipotética. El futuro no tiene ninguna base real más que en nuestra fantasía o en nuestras proyecciones lógicas. Pero eso que llamamos futuro, cuando llegue, ya no será futuro, sino presente. Todo es presente. La conciencia sólo puede funcionar en el presente, aunque recuerde el pasado y planee o imagine el futuro. Estamos anclados en el presente, en el «eterno ahora».

El presente es una sucesión infinita de «ahoras», una cadena deslizante de eslabones, que a pesar de que se muevan en el avance inexorable del tiempo, permanecen siempre en el mismo lugar, en el pedestal del ahora, en el reino del presente. Pero, ¿qué determina el presente? El hecho de ser consciente de él. Es la conciencia, cuya sede es siempre «este momento», la que con su «conciencia» crea el sentido de presente. El presente es posible gracias a la consciencia; si no hubiera ni un sólo ser en todo el Universo que fuese consciente del momento presente, el Universo probablemente no existiría.


Yoga y conciencia

El objetivo del Yoga es el de anclar la conciencia al momento presente a cada instante. La mente cuando piensa se aleja del presente. Cuando recordamos, o hacemos el acto intelectivo de recordar, nuestra conciencia arrastrada por la mente se aleja del presente. Igualmente cuando imaginamos, planeamos, proyectamos, fantaseamos en un futuro hipotético, nuestra conciencia, arrastrada por esa oleada de pensamiento, se desliga del ahora. ¿Qué sucede entonces? Que se nos pasa la vida pensando otra cosa, mientras la vida pasa. ¿No estas de acuerdo con esto que he dicho? Te pongo un ejemplo, a ver si te resulta familiar:


No nos gusta nuestro trabajo y nos evadimos durante 8 horas al día, fantaseando y deseando que pase el tiempo. Cuando llegamos a casa, ponemos la televisión mientras comemos, y apenas saboreamos la comida. Después pensamos, pensamos y pensamos... Hacemos actividades cotidianas pero no estamos plenamente en ellas. Practicamos Yoga, adoptamos una postura y la mantenemos varios minutos, pero nuestra mente se va a pensar, se va, se va... Se va al pasado a través de la memoria; viaja al futuro a  lomos de la fantasía. Somos incapaces de estar presentes, somos incapaces de fundirnos en el presente. Después dromimos, abrazados por nuestra amante, la inconsciencia, aquella que consume un tercio de nuestra efímera vida. Cuando nos damos cuenta, los días se suceden como un galope trepidante y podemos divisar en el horizonte la amenaza de un final. Tratamos de buscar solución a esto, tratamos de algún modo de llenar ese vacío, esa sensación de dolor. Es entonces (si no lo hemos hecho antes ya) cuando buscamos consuelo en el alcohol, en las drogas, en el sexo, en las emociones fuertes. Vamos al cine, corremos una maratón, nos tiramos en paracaídas, hacemos deportes de contacto y desafiamos la muerte y la Ley poniendo la aguja del velocímetro de nuestro coche en números rojos. ¿Por qué? ¿Para qué? Para dejar de pensar y estar en el presente, para que nuestra conciencia, por fin libre de los grilletes de la mente nos permita fundirnos en el «eterno ahora». Lo sepamos o no, inconscientemente lo que buscamos son actividades placenteras que nos hagan huir del dolor que produce la desalineación del presente. ¿Por qué enganchan las drogas? ¿Por qué es tan placentero el sexo y tratamos de buscarlo en todo momento? Porque esas actividades nos sumen, por breves momentos, en la enorme paz que otorga la vivencia plena del presente.

Una sesión de Yoga persigue este fin: persigue en todo momento vivir el presente, disfrutar del presente, aprehender el presente. Hago la misma sesión de siempre, o casi la misma, después de años de práctica, pero como decía el filósofo griego Hipócrates, nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, pues a cada segundo ya no están las mismas moléculas de agua, que son reemplazadas constantemente por otras; y nadie puede hacer dos veces la misma asana, pues la vivencia del presente en cada instante la hace única. La asana, el pranayama, la relajación, la meditación, la técnica..., es sólo una excusa para mantener la mente en el ahora, todo lo demás es secundario.

¿Qué son todas las técnicas de Yoga? Excusas, pretextos para mantener la mente anclada en el momento presente, y que esa vivencia plena de lo que hay en cada momento, afloje la angustia, la ansiedad, la preocupación, la tribulación y el sufrimiento que provoca la mente con sus fluctuaciones. Ante una conciencia anclada en el presente, la mente se doblega y produce silencio, el más preciado de los sonidos. Ante una conciencia anclada en el presente, las emociones se calman y segregan la paz interior, la más excelsa de las ambrosías.


Aquí y ahora

Pero la sesión de Yoga es sólo el germen. Con la práctica, ese centramiento se va extrapolando hacia toda la esfera de nuestra vida. Cuando voy a trabajar, disfruto de mi trabajo, pongo toda mi atención en él, y esa atención me sume en el presente llenándome de paz y de dicha. Cuando como, como y cuando medito, medito. Cuando estoy con mis seres queridos, estoy con ellos, presente en cuerpo y alma. Todo lo que hago lo impregno de presente, de conciencia, de atención plena, de mindfulness. No necesito de drogas ni de agentes externos que me hagan sentir bien, me libero del yugo de esclavo y me convierto en el capitán de mi barco, en el dueño y señor de mi vida.

Pero, ¿entonces no hay que pensar nunca?, ¿no hay que recordar nunca?, ¿no hay que fantasear y evadirse nunca? Por supuesto que sí, cuando toque hacer eso. Podemos dedicar unos minutos, o incluso horas a recordar y a fantasear, pero desde el presente. Cuando estoy comiendo, saboreo la comida, no pienso en otra cosa. Cuando estoy hablando con alguien le escucho, y no pienso en otra cosa. Cuando estoy trabajando trabajo, y no pienso en otra cosa. Cuando estoy recordando o fantaseando, recuerdo y fantaseo, no pienso en otra cosa. He aquí el quid de la cuestión.

Esto que he expuesto en este artículo se dice y se escribe muy fácil, pero realizarlo en la vida cotidiana requiere de los más elevados grados de maestría. Ve poco a poco, paciencia, se consciente, vive el presente, disfruta de lo que la vida te ofrece a cada momento (sea placentero o doloroso). Cuando la mente «se vaya», tráela de vuelta al «aquí y ahora».


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